Mucho hemos sentido hablar de los esquimales y sus famosos iglús pero tal vez poco sabemos sobre la real historia y orígen de este pueblo. Son un ejemplo de adaptación a un medio ambiente de extrema dureza en el cual, debido a que no hay crecimiento de plantas, se dedican a la caza y a la pesca.

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Las teorías afirman que se establecieron en las zonas más frías del plantea como consecuencia del rechazo por parte de los indios americanos hace 12.000 años. Como pueblo han conservado sus hábitos y su cultura con una llamativa uniformidad. Mantienen un aislamiento extremo, motivo por el cual no pertenecen a ninguna nación, pero son una sociedad solidaria, pacífica y hospitalaria. Son de baja estatura (1.60m los hombres y 1.50m las mujeres) y hoy practican la caza y la pesca con armas de fuego en vez de los tradicionales arco y flecha y lanzas con punta de hueso. En invierno es el momento de la caza de focas, osos y morsas, en primavera lo hacen en el mar desde sus kayak de piel sobre un armazón de huesos de ballena y maderas. Del producto de la caza aprovechan todo: carne, grasa, piel, huesos e intestinos. Su dieta se basaba en la carne hervida pero con el tiempo paso a ser carne cruda. Por esto un pueblo vecino del norte de Alaska (los algonquinos) los llamó eskimao: “comerdor de carne cruda”. En invierno viven en cabañas de madera y en el verano durante sus expediciones de caza habitan los conocidos iglús de nieve. Su vestimenta se basa en pieles de focas con el pelo hacia dentro y forradas de piel de oso o zorro que las mujeres mascan con sus dientes y curten con orina. Estas ropas se cosen con tendones de animales. El anorak y la parka han sido inventados por ellos y se han popularizado en todo el mundo gracias a su eficacia en combatir el frío.
Su religión cree en la existencia de seres superiores a los que no es necesario rendir culto ni rezar. Sedna es la diosa del mar y Sila el espíritu del aire. La luna es la diosa de la reproducción. Creen también en muchos espíritus que habitan en todos los seres y objetos de la naturaleza y entienden la enfermedad como un mal que roba el alma. Desde el siglo XVIII se ha extendido entre ellos la fe del cristianismo como resultado del contacto con misioneros, tramperos y comerciantes norteamericanos, que también trajeron consigo distintas enfermedades que les eran desconocidas (tuberculosis, gripe, sífilis, alcoholismo).
Esta introducción sobre las costumbres y la historia del pueblo esquimal tiene como objetivo darnos una base para entender (o no) la historia que se relata a continuación y que comenzó en el año 1930.

Todo comienza con un hecho aparentemente aislado pero que cobrará mucha importancia a posterior para tratar de explicar el increíble suceso. Durante ese año 1930 un cazador llamado Arnand Laurent y sus dos hijos vieron un extraño destello que cruzaba el cielo de Canadá, los testigos declararon que la luz cambiaba de forma ya que de a ratos era cilíndrica y al siguiente parecía una bala enorme. Unos días después un par de policías montados iban camino hacia el lago Anjikuni y se detuvieron por abrigo en la cabaña de Laurent. Uno de ellos explicó que en el lago “había un problema”, y le preguntaron a Laurent si la luz que había visto se dirigía hacia el lago y éste le respondió afirmativamente.

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A orillas del lago Anjikuni tenía su asentamiento un pueblo esquimal de aproximadamente 1.500 personas. Hacia allí se dirigía el cazador y trampero Joe Labelle para comerciar pieles y carne seca. A medida que se acercaba al pueblo le produjo extrañeza el silencio que envolvía a las chozas ya que no lo recibió el habitual ladrido de perros que tiraban los trineos. No salía humo de ninguna chimenea. Al pasar por la orilla del lago el cazador vio los botes y los kayaks amarrados. Al adentrarse en el pueblo lo encontró completamente desierto. Al ir puerta por puerta aún estaban apoyados los rifles de los hombres, cosa extraña si tenemos en cuenta que ningún viajero esquimal dejaría jamás su rifle en casa. Dentro de las casas la comida estaba amohosada dentro de ollas sobre fuegos extintos hacía mucho tiempo, sobre un camastro había un anorak remendado a medias y dos agujas de hueso junto a la prenda. Labelle no encontró cuerpos, ni vivos ni muertos, ni tampoco señales de violencia. Además no pudo encontrar ningún rastro del camino que habían seguido los pobladores a la hora de abandonar el pueblo.
Labelle emprendió el largo viaje de vuelta para alertar a la Real Policía Montada de Canadá, inmediatamente fue organizada una expedición a fin de investigar el poblado y las márgenes del lago. Al llegar al desierto pueblo la polícia pudo hacer dos hallazgos espeluznantes. En primer lugar descubrieron que los esuqimales no se habían llevado sus perros para los trineos ya que aparecieron atados a sus estacas, cubiertos de nieve y parcialmente devorados unos a otros en un intento de evitar la muerte por inanición. En segundo lugar, y lo que resulta más desconcertante, fue el descubrimiento realizado en el cementerio del poblado. Los montículos de piedras que cubrían los cadáveres (los esquimales no cavaban fosas para entierros) habían sido desmontados y todos los restos habían desaparecido.

esquimales3 Las autoridades estaban perplejas. Los esquimales nuncan habrían viajado sin sus dos medios de transportes, los trineos o las raquetas, de lo contrario morirían en un ambiente inhóspito. Y jamás dejarían que sus más fieles sirvientes, los perros, murieran de una manera tan lenta y dolorosa, antes los soltarían y los dejarían a su suerte. Los expertos en comportamiento de tribus también aseguraban que la profanación de tumbas era algo desconocido entre los esquimales. Vale recalcar que todas las investigaciones realizadas por la policía fueron infructuosas. Para los expertos en el tema es fácil deducir que la luz que vio el cazador Laurent moviendose en la zona del lago puede haber sido un Ovni. ¿Estamos ante un caso de abducción masiva? Sin temor a equivocarme dificilmente se registre otro caso similiar donde desaparecen casi 1.500 personas. Con la introducción de esta nota se dejó de manifiesto que el pueblo esquimal conocía muy bien al ámbito en el cual vivía y ninguno de los hechos relatados encajaría con su comportamiento. Al día de hoy sigue siendo un misterio sin resolver y nunca más se supo de ningún habitante del pueblo.

Para terminar esta nota me gustaría quedarme con las palabras de un oficial de la policía montada que dijo: “ese acontecimiento es, de manera general, físicamente imposible”.

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