El Área 51 es uno de los lugares más enigmáticos y fascinantes del planeta. Ubicada en el desierto de Nevada, esta base militar secreta ha sido objeto de innumerables teorías de conspiración, historias de extraterrestres y especulaciones sobre tecnología avanzada. Popularizada por películas, series y libros, el Área 51 se ha convertido en un ícono de la cultura pop y un símbolo del misterio y lo desconocido.
Historia del Área 51
El Área 51 fue establecida en 1955 por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como un sitio de pruebas para aviones espía. Situada cerca del Lago Groom, la ubicación remota y aislada del Área 51 la hacía ideal para llevar a cabo pruebas de aeronaves sin interferencias ni miradas curiosas.
Durante la Guerra Fría, el Área 51 se convirtió en un centro neurálgico para el desarrollo de proyectos de aviación secreta. El propósito inicial de la base era probar y desarrollar el avión espía U-2, que jugó un papel crucial en la vigilancia de la Unión Soviética. Posteriormente, se llevaron a cabo otros proyectos secretos, como el avión espía A-12 OXCART y el famoso SR-71 Blackbird.
Teorías de conspiración
El misterio que rodea al Área 51 ha dado lugar a una serie de teorías de conspiración. Una de las más populares es la creencia de que el gobierno de los Estados Unidos está ocultando evidencia de vida extraterrestre y ovnis en la base. Este mito se popularizó tras el incidente de Roswell en 1947, cuando se informó de un objeto volador no identificado que se estrelló en Nuevo México.
Los teóricos de la conspiración creen que los restos del ovni y los cuerpos de los extraterrestres fueron transportados al Área 51 para ser estudiados en secreto. Además, se especula que la base es el sitio de desarrollo de tecnología avanzada obtenida de civilizaciones extraterrestres.
Otras teorías incluyen experimentos secretos con tecnología de vanguardia, investigaciones sobre viajes en el tiempo y el desarrollo de armas avanzadas. Aunque la mayoría de estas teorías carecen de pruebas concretas, han alimentado el misterio y la fascinación en torno al Área 51.
Desclasificación y datos oficiales
En los últimos años, el gobierno de los Estados Unidos ha desclasificado varios documentos relacionados con el Área 51, proporcionando un vistazo a las actividades que se llevan a cabo en la base. En 2013, la CIA reconoció oficialmente la existencia del Área 51 y desclasificó documentos que detallan el programa U-2 y el desarrollo del avión espía A-12 OXCART.
Estos documentos revelan que el propósito principal del Área 51 era llevar a cabo pruebas de aviones espía y tecnologías de vigilancia. No obstante, la falta de información sobre otros proyectos ha mantenido viva la especulación y las teorías de conspiración.
Impacto cultural
El Área 51 ha dejado una marca indeleble en la cultura popular. Ha sido el tema de numerosas películas, series de televisión y libros que exploran el misterio y las teorías de conspiración asociadas con la base. Películas como “Independence Day” y “The X-Files” han contribuido a la fascinación del público con el Área 51 y los ovnis.
Además, el Área 51 ha dado lugar a eventos y turismo. En 2019, un evento de Facebook llamado “Storm Area 51, They Can’t Stop All of Us” atrajo la atención mundial, con miles de personas interesadas en invadir la base para descubrir la verdad sobre los extraterrestres. Aunque el evento se convirtió en un festival pacífico en lugar de una invasión, destacó el continuo interés y la curiosidad en torno al Área 51.
El Área 51 hoy
Hoy en día, el Área 51 sigue siendo una instalación militar activa. Aunque la información sobre las actividades actuales en la base es limitada, se sabe que continúa siendo un sitio de pruebas para tecnología avanzada y aeronaves. Recientemente, ha habido declaraciones oficiales que indican que el Área 51 también juega un papel en el desarrollo de drones y otras tecnologías de vigilancia modernas.
A pesar de los avances en la transparencia gubernamental, el Área 51 sigue siendo un lugar de misterio y especulación. La falta de información concreta sobre las actividades en la base asegura que continuará siendo un tema de interés y debate para el público.
Conclusión
El Área 51 es más que una base militar; es un símbolo del misterio, la especulación y la fascinación humana por lo desconocido. Desde sus orígenes en la Guerra Fría hasta su papel en la cultura popular moderna, el Área 51 ha capturado la imaginación de millones de personas en todo el mundo. Ya sea que creas en las teorías de conspiración o no, no se puede negar que el Área 51 ha dejado una marca indeleble en la historia y la cultura global.
Los eventos de la madrugada del 25 de febrero de 1942 han sido sensacionales en varias ocasiones en las películas de Hollywood, y tal vez debido a esto, puede haber una tendencia a olvidar que el incidente fue muy real, costó varias vidas y ofreció una de las imágenes más famosas de La historia de los ovnis, y quizás lo más importante, aún permanece sin explicación. Al menos en grado satisfactorio. Ocurrió solo unos meses después de los brutales ataques a Pearl Harbor, un incidente que arrastraría a Estados Unidos a la guerra que se libraba en Europa, ya que todo Estados Unidos ya estaba en alerta máxima. Y esto fue particularmente así en las ciudades a lo largo de la costa occidental del Pacífico de los Estados Unidos.
Independientemente de lo que se estaba moviendo a lo largo de la región costera del sur de California, un viaje que vería pasar el extraño objeto por varios distritos de Los Ángeles, el ejército de los Estados Unidos estaba lo suficientemente nervioso como para abrir fuego. Y los disparos y la artillería continuarán durante varias horas. Ciertamente no es el comportamiento de soldados entrenados, y tal vez más al punto, de comandantes experimentados que autorizaron un ataque preventivo para algo que los escépticos del incidente dirían que era simplemente un globo meteorológico, o incluso “el planeta Venus”. “La Batalla de Los Ángeles”, a veces llamada “La Gran Incursión Aérea de Los Ángeles”, es una de las noches más intrigantes y posiblemente importantes del siglo XX, de eso, hay pocas dudas.
Antes de ver esa infame noche en la Ciudad de los Ángeles, examinaremos brevemente los eventos de las veinticuatro horas anteriores. Ayuda a comprender la mentalidad de la gente de California en ese momento. Cuando pudo llegar un ataque, como ocurrió en Hawai en diciembre de 1941, sin previo aviso y en cualquier momento. Por cierto, tenga en cuenta que todos los tiempos indicados corresponden a la hora del Pacífico de EE. UU.
Este artículo fue publicado originalmente en julio de 2004 en el número 28 de la revista La Nave de los Locos.
Episodio ya legendario en lo que se refiere a apariciones marianas, las manifestaciones de la Virgen a tres pastorcillos en una villa portuguesa en 1917 es un hecho aceptado como tal por la Iglesia Católica. Sin embargo, desde la década de los sesenta investigadores y estudiosos de fenómenos anómalos han advertido que algunas características de las apariciones de Fátima son típicas de encuentros cercanos con OVNIs.
De que algo sucedió en Fátima en 1917 no hay duda. Al escuchar mencionar el nombre de dicha localidad portuguesa todos evocamos las apariciones de la Santísima Virgen María a tres humildes pastorcillos y es por eso que hoy ese pueblo es famoso y recibe anualmente a miles de peregrinos de todo el mundo. “Y entonces, ¿qué tienen que ver las apariciones de Fátima con los Objetos Voladores No Identificados?”, se preguntará usted. Pero lo cierto es que si examinamos las apariciones y las comparamos con algunas características de avistamientos modernos de OVNIs, las semejanzas son notables. Aquí es preciso aclarar que cuando hablo de “OVNI” no me refiero a “vehículo extraterrestre”, que es la acepción con la que la mayoría de la gente relaciona esa sigla, sino que me refiero a un fenómeno real que parece estar guiado por algún tipo de inteligencia o forma de conciencia cuyo origen —sea cual sea éste— aún nos es desconocido. Tampoco es mi intención pasar a llevar las creencias religiosas de nadie (yo mismo soy católico practicante). Sólo deseo revisar un episodio mariano clásico desde un punto de vista original y diferente, que podría arrojar algunas luces sobre aquello que llamamos “lo divino”.
La Señora de Fátima
Tal como nos relata el historiador, investigador y periodista alemán Michael Hesemann en su libro The Fatima Secret(1), el domingo 13 de mayo de 1917, temprano, Lúcia dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto fueron a misa, como hacían siempre, tras lo cual partieron a hacer pastar a sus ovejas, porque a eso se dedicaban a diario. Lúcia (no “Lucía”, como la mencionan en algunas publicaciones) tenía diez años, Francisco estaba a punto de cumplir nueve y su hermana Jacinta tenía sólo siete años. Los tres pertenecían a familias campesinas, vivían en el pequeño poblado de Aljustrel, que forma parte de la villa de Fátima, y al igual que gran parte de la población rural portuguesa de 1917, eran analfabetos y fervientemente católicos. Aquel día llevaron a pastar a las ovejas que estaban bajo su cuidado a un lugar llamado Cova da Íria (literalmente, “la Cueva de Irene”, antigua santa local), una depresión pastosa de 450 metros de diámetro, rodeada de montañas y localizada a 3,2 kilómetros de Fátima. Poco después de haber terminado su colación del mediodía, los pastorcillos fueron sorprendidos por un súbito relámpago. A pesar de que estaba despejado, los niños pensaron que el clima podría cambiar repentinamente, así es que Lúcia pensó que sería mejor volver al pueblo. Francisco y Jacinta estaban listos para seguirla, pero apenas voltearon para comenzar su camino de regreso, otro relámpago rasgó el cielo. Entonces, los niños miraron hacia el lugar de donde había provenido el rayo y se quedaron sobrecogidos por lo que vieron. Allí, a apenas un metro y medio de distancia, flotaba sobre una pequeña encina una “señora” vestida completamente de blanco, “más resplandeciente que el Sol”, como la describió Lúcia. Según relataron posteriormente los jóvenes videntes, la Señora aparentaba unos 18 años, medía alrededor de un metro 20 de estatura y tenía ojos oscuros. Sus ropas consistían en un largo vestido blanco y en una capa con capucha que le cubría la cabeza. Sus manos estaban juntas, como en plegaria, y sostenían un rosario de brillantes cuentas blancas, terminado en una cruz de plata. Usaba un largo collar que le llegaba hasta la cintura y del que colgaba un pendiente redondo.
—“No tengan miedo. No les voy a hacer daño”— les dijo la aparición, en portugués.
—“¿De dónde sois?”— le preguntó Lúcia.
—“Soy del Cielo”— respondió la Señora.
—“¿Y qué estáis haciendo en este mundo?”— volvió a preguntar la niña.
—“Estoy aquí para pedir que vengan a este lugar el decimotercer día de cada mes durante los próximos seis meses, a esta misma hora. Entonces les diré quién soy y qué quiero. Después de eso, vendré una vez más, por séptima vez”— fue la respuesta de la Señora.
A esto siguió un breve diálogo en el que Lúcia preguntó si ella y sus pequeños primitos irían al cielo, a lo que la Señora respondió afirmativamente, y también preguntó si la guerra seguiría durante mucho tiempo más (recordemos que la Primera Guerra Mundial estaba en curso), a lo que la aparición contestó que “no podría decírselo ahora, así como tampoco puedo decir qué es lo que quiero”. Entonces, la entidad preguntó a los pastorcillos si estaban dispuestos a ofrecerse a Dios y a aceptar los sufrimientos que Él les enviaría para ayudar a resarcir los pecados del mundo, a lo que Lúcia respondió afirmativamente, por ella y por sus compañeritos. Finalmente, la Señora les pidió que rezaran el rosario a todos los días “para terminar la guerra y traer la paz al mundo”. Entonces comenzó a elevarse lentamente y se dirigió hacia el este, tras lo cual desapareció cuando estaba muy lejos. “Cuando la visión comenzó a desaparecer, (los niños) escucharon una detonación sorda, ‘como un cohete explotando en la distancia’ o como una especie de trueno subterráneo que provenía de la encina… Se quedaron petrificados, mirando en la dirección hacia donde había ido la Señora. Les tomó algo de tiempo volver a tomar conciencia del mundo real”, escribe Hesemann(2).
Segunda y tercera visita
Jacinta, la más pequeña de los videntes, no pudo mantener silencio y relató lo sucedido a su madre. Ella dudó de la historia de su hija, a pesar de que ésta fue corroborada por Francisco. Al poco tiempo el rumor comenzó a esparcirse por el pueblo y el 13 de junio cerca de 50 lugareños acompañaron a los niños a Cova da Íria a su segundo encuentro con la Señora. Ella apareció al igual que en la ocasión anterior, flotando sobre la misma encina luego de que un relámpago señalara su llegada. En aquella oportunidad, la entidad volvió a pedir a los niños que rezaran el rosario diariamente y además les pidió que aprendieran a leer y a escribir. También profetizó la temprana muerte de Francisco y Jacinta. Testigos de este encuentro dijeron haber escuchado la voz de Lúcia y un “murmullo misterioso” como respuesta. María dos Santos Carreira, una lugareña, describió este sonido “como si escuchara una voz a la distancia, algo como el zumbido de una abeja”, pero no pudo distinguir palabras(3).
Así pasó otro mes, durante el cual la historia de las apariciones se propagó aún más y los pequeños videntes tuvieron que enfrentar tanto el interés de curiosos como los ataques de escépticos. El 13 de julio de 1917, los tres niños fueron acompañados por una concurrencia de alrededor de cuatro mil 500 personas(4). Alguien había colocado un arco de madera con una cruz en él para marcar el sitio de las apariciones. Los pastorcillos llegaron al lugar y comenzaron a rezar el rosario. Al poco rato Lúcia anunció la llegada de la Señora. Manuel Pedro Marto, el padre de Francisco y Jacinta, recordó haber visto sólo una pequeña nubecilla gris sobre la encina, pero al mismo tiempo notó que “el calor había disminuido y soplaba una suave brisa, algo inusual en pleno verano” y posteriormente escuchó “un zumbido, pero no pude distinguir palabras”(5). Lúcia se quedó mirando en éxtasis a la Señora, en silencio, a tal punto que Jacinta se impacientó y le dijo “¡Lúcia, di algo! ¿Que no ves que la Señora está aquí y quiere hablarte?”. Entonces Lúcia se dirigió a la aparición con la misma frase con la que comenzaba sus peculiares entrevistas con la entidad: “¿Qué es lo que vuestra Merced desea de mí?”.
La Señora volvió a solicitarles que acudieran el día 13 de cada mes y que continuaran rezando el rosario para traer paz al mundo y el fin de la guerra. Lúcia recordó que algunos peregrinos le habían pedido que rogara a la Madre de Dios por ayuda y cura. “Me gustaría pedirle que nos diga quién es Usted y que realice un milagro para que todos crean que Usted se nos aparece”, le dijo la niña. “Sigan viniendo todos los meses. En octubre les diré quién soy y qué quiero y también realizaré un milagro, de modo que todos quienes lo vean, crean”, contestó la Señora. Después de prometer el milagro para octubre, a los niños (por lo que parece, sólo a Lúcia y Jacinta) les fueron revelados los que llegaron a ser conocidos como los Tres Secretos de Fátima. Este es un tema que por sí solo daría para escribir un extenso artículo, así que no me referiré a él en detalle. Sólo diré que el Primer Secreto fue una visión del infierno y el Segundo, la revelación de que la guerra terminaría, pero que “si la gente no deja de ofender a Dios, otra guerra más terrible aún comenzará durante el reinado de (el Papa) Pío XI” y que para impedir que eso sucediera, Ella vendría a solicitar la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, porque, de otro modo, “Rusia propagará sus errores por el mundo, comenzando guerras y persiguiendo a la Iglesia”(6). El Tercer Secreto de Fátima estuvo envuelto en el misterio durante décadas porque fue una de las informaciones más celosamente guardadas por el Vaticano. Muchas leyendas alarmistas circularon en torno a él, pero finalmente la Santa Sede entregó una versión en 2000, que hablaba del asesinato de un “obispo vestido de blanco” y de otros dignatarios de la Iglesia. Lúcia y los miembros del clero con los que compartió el Secreto creían que el “obispo vestido de blanco” era el Papa, y Juan Pablo II está convencido de que la Virgen de Fátima le salvó la vida durante el atentado que sufrió el miércoles 13 de mayo de 1981 (cuando se cumplían exactamente 64 años desde la primera aparición de la Señora) en la Plaza de San Pedro, en Roma, y que de ese modo cambió su destino. Pero volviendo a los eventos del 13 de julio de 1917, después de confiar las tres profecías, la Señora se retiró. En ese momento “escuchamos un fuerte trueno y el pequeño arco de madera, del que colgaban dos linternas, tembló como si se hubiera producido un terremoto. Lúcia, que aún estaba de rodillas, brincó rápidamente, apuntó hacia el cielo y gritó ‘¡Allá va! ¡Allá va!’”, relató posteriormente Manuel Pedro Marto(7).
El secuestro de los videntes
Los incidentes en Cova da Íria comenzaron a ser publicados en los periódicos de Portugal, llamando la atención de más fieles y curiosos, pero también de más escépticos. Uno de los principales enemigos de las apariciones fue Arturo d’Oliveira Santos, masón, editor de un periódico republicano local y alcalde de Vila Nova da Ourém, a cuyo distrito pertenece Fátima. Tres días antes de la cuarta aparición, Santos se reunió con los padres de los videntes y con Lúcia, sin conseguir que la niña le revelara el Tercer Secreto. El 13 de agosto en la mañana acudió al lugar de las apariciones —donde se habían congregado unas 18 mil personas(8)— y, tras engañar a los niños, los llevó a Ourém. Fue por eso que los pequeños faltaron a su cita de agosto. Mientras los pastorcillos estaban en Ourém, en Cova da Íria un trueno, seguido por un relámpago, marcó la llegada de la Señora. Los que estaban más cerca de la encina de las apariciones se retiraron un poco, asustados, y algunos testigos dijeron haber visto una pequeña nube, muy blanca y delicada, que se posó sobre el árbol por un momento, para después elevarse y desaparecer. “Cuando miramos alrededor, todos vimos lo mismo, que volvió a suceder durante los meses venideros. Nuestros rostros reflejaban los colores del arcoiris: rosa, rojo y azul. Los árboles parecían tener brotes en vez de hojas, como si cada hoja se hubiera transformado en una flor. La tierra brilló con todos los colores, al igual que las nubes…”, escribió posteriormente María Carreira(9).
Según el autor franco-estadounidense Jacques Vallée, astrónomo, doctor en ciencias de la computación y uno de los ufólogos (de UFO, la sigla inglesa para OVNI) más lúcidos, influyentes y respetados, durante una investigación canónica sobre los hechos del 13 de agosto de 1917, Manuel Pedro Marto declaró bajo juramento haber visto claramente un “globo luminoso girando por las nubes”. “Los testigos también presenciaron la ‘caída de flores’, el famoso fenómeno de los ‘cabellos de ángel’ tantas veces reportado luego del paso de un OVNI e interpretado a veces como un efecto de ionización”, agrega Vallée (10). Mientras tanto, los videntes aún se encontraban secuestrados en Ourém. Cuando se dio cuenta de que los pequeños no le confiarían su secreto, Santos los llevó de vuelta a Fátima el 15 de agosto. Cuatro días después, mientras hacían pastar a sus ovejas en un campo conocido como “Valinhos” (“Vallecitos”), cerca de Aljustrel, a eso de las cuatro de la tarde, la entidad se les presentó de nuevo, reiterando que no dejaran de rezar el rosario y confirmando que un “gran milagro” tendría lugar durante su última aparición. Según se supo después, al mismo tiempo que los niños tenían su cuarto encuentro con la Señora en Valinhos, en Aljustrel se registró un fenómeno atmosférico peculiar, muy parecido a lo visto en Cova da Íria el 13 de agosto. Algunos testigos —entre los que se encontraban Theresa dos Santos, hermana de Lúcia, y su marido— aseguraron que la temperatura disminuyó notablemente y que el Sol se tornó de varios colores, reflejando esos espectros en objetos cercanos y en las ropas de quienes presenciaron el fenómeno.
El encuentro de septiembre
La aparición del 13 de septiembre de 1917 fue una de las más memorables. Alrededor de 30 mil personas(11) coparon los caminos rurales que llevaban a Fátima para asistir ese día a Cova da Íria. Entre ellos se encontraban dos sacerdotes que habían acudido con una gran cuota de escepticismo para comprobar de primera mano qué estaba sucediendo en el lugar. Hesemann identifica a uno de ellos como “un alto dignatario de la Iglesia, monseñor Joao Wuaresma”(12). Hacia el mediodía reinaba un silencio que sólo era interrumpido por los murmullos de oraciones. Pero repentinamente se alzaron voces de gozo y alabanzas hacia la Santísima Virgen, mientras muchos apuntaban hacia cierto punto del cielo despejado, sin ninguna nube. “De pronto, para mi gran sorpresa, vi claramente una esfera brillante desplazándose majestuosamente por los cielos, moviéndose de este a oeste. Mi amigo (el sacerdote que lo acompañaba) también tuvo la buena fortuna de ver esta maravillosa e inesperada aparición. Repentinamente, la esfera desapareció y sólo quedó una luz muy inusual”, Hesemann cita diciendo a “monseñor Wuaresma”. Posteriormente, el testigo advirtió que una niña que estaba cerca de él aún veía la esfera y dijo que estaba descendiendo. Durante el encuentro, los pastorcillos volvieron a ver a la Señora en el centro del globo de luz, quien les reiteró que continuaran rezando el rosario, dijo que Dios estaba complacido con sus sacrificios y, ante una nueva petición de Lúcia para que curara a los enfermos, aseguró que sanaría sólo a algunos. Antes de retirarse, volvió a anunciar un milagro para octubre y después, de acuerdo al relato de monseñor Wuaresma citado por Hesemann, otro menor apuntó al cielo, gritando que la esfera se estaba retirando. “Los niños habían visto a la misma Madre de Dios, mientras que a nosotros sólo se nos permitió ver el vehículo que la trajo del cielo”, agrega el prelado(13). Tanto Vallée como Hesemann consignan que muchos de los presentes fueron testigos de la caída de “pétalos de rosa”, que desaparecían apenas llegaban al suelo.
La danza del Sol
La mañana del 13 de octubre de 1917 no parecía muy promisoria. Pero a pesar de la llovizna y de las negras nubes que cubrían el firmamento, entre 50 mil y 70 mil peregrinos llegaron a Fátima para presenciar el milagro que había prometido la Señora.
A duras penas, un grupo de creyentes locales abrió paso para que los niños llegaran hasta la encina de las apariciones. En muchos había aumentado la incredulidad porque ya era pasado el mediodía y aún no sucedía nada, cuando Lúcia aseguró que había visto el relámpago y que la Señora venía. Ante la maravillosa visión, los tres niños se arrodillaron y Lúcia preguntó por última vez a la aparición: “¿Qué es lo que vuestra Merced desea de mí?”. La entidad dijo que quería que en el lugar se construyera una capilla en su honor, tras lo cual se identificó como “la Señora del Rosario”. A continuación volvió a pedir a los pastorcillos que siguieran rezando el rosario todos los días y agregó que la guerra terminaría y que los soldados volverían pronto a sus casas. Poco después, la aparición se elevó lentamente y se perdió en dirección al Sol. Y fue entonces cuando ocurrió el fenómeno más recordado de los eventos de Fátima: la “danza del Sol”, término acuñado por el sacerdote Joseph Pelletier, autor, precisamente, del libro El Sol Danzó en Fátima —uno de los textos más completos sobre los hechos acaecidos en Cova da Íria—, en el que se basaron Vallée y Hesemann (aunque éste último no menciona sus fuentes). Sacerdotes, laicos, analfabetos, hombres de ciencia, creyentes y escépticos vieron y describieron al Sol abriéndose paso entre las nubes, realizando fantásticas evoluciones, cambiando de color y asustando a los peregrinos. La mayoría de los textos sobre el milagro de Fátima incluyen el testimonio “autorizado” de un científico, el profesor Almeida Garrett, catedrático de la Universidad de Coimbra. Según el testimonio del doctor Almeida Garrett, poco después de las 13:30 horas escuchó “gritos provenientes de miles de personas” y vio que “la muchedumbre se había retirado de la encina y ahora todos miraban en dirección opuesta, hacia el cielo”. “El Sol, que había estado escondido detrás de las oscuras nubes, salió y brilló. Miré en la misma dirección y vi al Sol, claramente definido y radiante, pero no me hirió los ojos. No estoy de acuerdo con la descripción, que escuché bastante en Fátima, de que el Sol parecía un disco de color plateado oscuro. Su color era más intenso, más claro y más brillante. No se parecía para nada a la Luna en una noche clara. No era esférico como la Luna y no tenía el mismo color. Parecía una rueda resplandeciente hecha de madreperla. Tuve la impresión de que se trataba de un ser vivo”, relata.
“Descripciones de ‘opaco’, ‘difuso’ o ‘velado’ no se aplican a este disco. (El fenómeno) irradiaba luz y calor y tenía contornos claramente definidos… El Sol no se quedó en su lugar, sino que comenzó a dar vueltas a gran velocidad. De pronto, gritos de terror se elevaron desde la multitud. Parecía como si el Sol, girando de forma salvaje, se hubiera desprendido del cielo y se dirigiera hacia la tierra, como si nos fuera a abrasar con su fuego. Esos fueron momentos terroríficos. Durante este fenómeno solar, los colores de la atmósfera fueron cambiando”, agrega el doctor Almeida Garrett, tras lo cual describe cómo los objetos y personas a su alrededor adquirían tonalidades rojizas, púrpuras, azules y amarillas, antes de que las cosas volvieran a la normalidad(14). Miles de personas gritaron y lloraron y otros se arrodillaron, confesando sus pecados a viva voz. Muchos no creyentes se convirtieron. Al cabo de alrededor de diez minutos todo había terminado. Aún incrédulos ante lo que habían visto, cientos de personas notaron que el suelo y sus ropas, hasta hacía sólo un momento empapados por la lluvia, ahora estaban secos. De esa forma, la Señora cumplió con el milagro que había prometido. También se cumplieron sus otras profecías. La Primera Guerra Mundial terminó al año siguiente, pero otra peor comenzó en 1939, el mismo año en que murió el Papa Pío XI.
Pero las profecías también se cumplieron para los pequeños videntes. Entre octubre y diciembre de 1918, Francisco y Jacinta contrajeron la influenza española. El 4 de abril de 1919, Francisco falleció a la edad de diez años, como consecuencia de una neumonía severa. Jacinta murió el 20 de febrero de 1920, sin haber alcanzado a cumplir los diez años. El 12 de septiembre de 1934 los restos de Francisco y Jacinta fueron enterrados juntos. Se dice que cuando exhumaron el cuerpo de Jacinta para realizar esta operación, se comprobó que éste se encontraba incorrupto. Ambos niños fueron beatificados por el Papa Juan Pablo II en 2000. Lúcia eligió la vida contemplativa. El 17 de junio de 1921 entró al Colegio de la Orden de Santa Dorotea, congregación en la que fue aceptada el 24 de octubre de 1925. El 13 de mayo de 1948 se unió a la Orden de las Monjas Carmelitas y vivió enclaustrada en un convento de Coimbra, al norte de Portugal, la mayor parte de su vida. En ocasiones recibió a altos dignatarios de la Iglesia y en dos o tres oportunidades salió del claustro para reunirse con el Papa durante visitas que distintos Pontífices han realizado al santuario de Fátima. La hermana María Lúcia del Inmaculado Corazón, que fue el nombre que adoptó al entrar en la Orden de las Monjas Carmelitas, falleció el domingo 13 de febrero de 2005, a los 97 años.
Fátima bajo la lupa ufológica
Para los primeros ufólogos, los cincuenta y los sesenta fueron décadas movidas, pues durante aquellos años estuvieron muy atareados reuniendo antecedentes sobre avistamientos de objetos volantes de origen desconocido —y los esporádicos informes sobre aterrizajes de los mismos— que estaban haciendo de las suyas, al parecer principalmente en Europa, Norteamérica y Sudamérica. Pero las apariciones de Fátima los inquietaban. Había algo sospechosamente familiar en los testimonios más detallados de los testigos de 1917. De ese modo, a fines de los sesenta el escritor Paul Misraki enunció la posibilidad de que la “danza del Sol” de Fátima hubiera sido obra de un “platillo volante”. La idea no parece tan descabellada si se toma en cuenta la siguiente declaración emitida por la Iglesia en octubre de 1930, luego de 13 años de laboriosa investigación sobre lo acontecido en Fátima. “El fenómeno solar del 13 de octubre de 1917, descrito en la prensa de la época, fue maravilloso y causó una gran impresión en aquellos que tuvieron la felicidad de presenciarlo… Este fenómeno, que no fue registrado por ningún observatorio astronómico y que por lo tanto no fue natural, fue visto por personas de todas las categorías y clases sociales, creyentes y no creyentes, periodistas de los principales periódicos portugueses e incluso por personas a algunas millas de distancia. Hechos que descartan cualquier explicación basada en una ilusión colectiva”(15). Es decir, la “danza del Sol” fue un fenómeno local, observado sólo desde Cova da Íria y los pueblos aledaños. Aquel día el Astro Rey no se movió desde su lugar en el espacio. A fines de los setenta, la doctora Fina d’Armada y el historiador Joaquim Fernandes, investigadores portugueses, comenzaron a indagar sobre el asunto y volcaron sus conclusiones en un libro que titularon Intervençao Extraterrestre em Fátima, tomando partido por una interpretación “extraterrestre” para explicar los eventos de Cova da Íria.
El desaparecido escritor catalán Antonio Ribera y Jordá, considerado el “padre” de la ufología iberoamericana, comenta en su libro Encuentros con Humanoides que el principal aporte de Fina d’Armada al estudio de las apariciones de Fátima es que ella investigó “de primera mano” y tuvo acceso a los “archivos Formigao”, dejados por el canónigo doctor Manuel Formigao, uno de los pocos que logró ganarse la confianza de los videntes y que el 27 de septiembre de 1917 los interrogó latamente sobre sus visiones. A partir de esa fuente, Fina d’Armada construyó un “retrato-robot” de la entidad, que no se parece mucho a la imagen “oficial” de Nuestra Señora de Fátima, la cual, según Ribera, “es obra del imaginero J. Thedim, quien se inspiró en una imagen de Nossa Senhora da Lapa y no en las descripciones de Lúcia”(16). “Entre los acontecimientos de Fátima se cuentan esferas luminosas, luces de colores extraños, una sensación de ‘ondas cálidas’, todas ellas características físicas que comúnmente se asocian con los OVNIs. Entre ellas se incluye hasta el típico movimiento de ‘caída de hoja’ del platillo que zigzaguea en el aire. Sin embargo, también abarcan curaciones y profecías y la pérdida de la conciencia ordinaria por parte de los testigos… que es lo que hemos llamado el componente psíquico de los avistamientos de OVNIs”, afirma Vallée en su análisis del caso(17). El doctor Vallée también nos recuerda que, aunque el encuentro del 13 de mayo de 1917 fue el primero entre los videntes y la Señora, sus visiones sobrenaturales comenzaron varios meses antes, especialmente en el caso de Lúcia. “En abril de 1915, cuando Lúcia tenía ocho años, se encontraba recitando el rosario cerca de Fátima cuando vio una nube blanca transparente y una forma humana. Ese episodio tuvo lugar una vez más durante ese año y se repitió una tercera vez en octubre. Pero al año siguiente, en 1916, Lúcia fue visitada tres veces por el ángel”, escribe Vallée, quien por segunda vez aborda las apariciones de Fátima en su libro Dimensions(18), el primero de una trilogía excepcional en la que el científico resume sus investigaciones y conclusiones luego de décadas de investigación del Fenómeno OVNI.
La primera visión de 1916 tuvo lugar durante el primer trimestre de ese año. Lúcia se cobijaba de la lluvia junto a dos de sus primos(19) en una cueva del monte Loca do Cabeso. Después de comer su colación, la lluvia había cesado y los niños jugaban en la entrada de la cueva, cuando escucharon el rumor de un viento poderoso —otra constante del comportamiento de los OVNIs, advierte Vallée— y vieron una luz blanca que se desplazaba por el valle, sobre la copa de los árboles. Dentro de la luz había un joven que aparentaba unos 14 o 15 años, de admirable belleza, que se acercó a ellos y les dijo: “No teman. Soy el ángel de la paz. Oren conmigo”, tras lo cual les enseñó una plegaria que los niños repitieron una y otra vez, como en trance, hasta quedar exhaustos. El segundo encuentro con el ángel ocurrió al mediodía de una calurosa jornada de verano de 1916. La entidad se les apareció de pronto, llamándoles la atención y conminándolos a rezar mucho y a hacer sacrificios en sus vidas diarias. “Los niños quedaron paralizados. Sólo cerca del crepúsculo recuperaron sus sentidos y comenzaron a jugar de nuevo. Como en el caso anterior, los testigos no quisieron discutir lo sucedido, ni siquiera entre ellos”, revela Vallée(20). Este efecto de parálisis es uno de los elementos más característicos —aunque no necesariamente constante— de los encuentros cercanos con OVNIs. El ángel se apareció a los niños una vez más durante el tercer trimestre de 1916. En esa ocasión les dio la comunión.
Bien. Tenemos evoluciones de un globo de luz, fuertes estruendos, zumbidos misteriosos, entidades luminosas, encuentros previos con un “ángel” y la caída de los fils de la Vierge, los “hilos de la Virgen” o “pétalos de rosa” vistos en Fátima, todas características asociadas con los avistamientos modernos de OVNIs, como ya se ha dicho. Pero para trazar un paralelo, revisaremos dos casos en que llovieron filamentos blancos… pero no durante una aparición de la Santísima Virgen María, sino después del paso de formaciones de OVNIs.
Las “marchas aéreas” de Oloron y Gaillac
En su libro The Truth about Flying Saucers(21), el difunto ingeniero en sonido, matemático y escritor científico francés Aimé Michel, un verdadero pionero en el estudio de informes sobre avistamientos de OVNIs, relata dos apariciones de objetos desconocidos en el sudoeste de Francia, que dejaron a su paso “hilos de la Virgen” o “telarañas”, como él las llama. El primero de estos avistamientos tuvo lugar el 17 de octubre de 1952 en la ciudad de Oloron, a las 12:50 horas. Michel cita el testimonio del señor Yves Prigent, inspector general de la secundaria de Oloron, que junto a su familia pudo observar el fenómeno desde la ventana de su departamento cuando se preparaban para almorzar. Los Prigent dijeron haber observado un cilindro angosto, aparentemente inclinado en 45 grados, moviéndose lentamente hacia el sudoeste, a una altura estimada de dos a tres kilómetros. “El objeto era blanco, opaco y muy definido. Una especie de penacho de humo blanco escapaba de su extremo superior. A cierta distancia frente al cilindro, alrededor de otros 30 objetos seguían la misma trayectoria. A ojo desnudo, parecían bolas de humo, pero al observar con pequeños binoculares pude distinguir una esfera roja central, rodeada de una especie de anillo amarillo inclinado… Estos ‘platos’ se movían en par, siguiendo una trayectoria quebrada, que se caracterizaba en general por rápidos y cortos zigzags. Cuando dos platos se alejaban uno del otro, se producía un rayo blanco entre ellos, como un arco eléctrico”, relata el señor Prigent, citado por Michel(22). “Todos estos extraños objetos dejaron una abundante estela, que empezó a caer al suelo en la medida en que se iba dispersando. Durante varias horas, montones de ese material estuvieron colgados de los árboles, del tendido eléctrico y sobre los techos de las casas”, agrega el testigo. A diferencia de Fátima, en que los “pétalos de rosa” desaparecían al llegar al suelo, en este caso los testigos pudieron examinar puñados del material. Según Michel, las fibras se asemejaban a la lana o al nylon. Cuando se las convertía en una bola, se volvían gelatinosas rápidamente, tras lo cual se evaporaban en el aire y desaparecían. Otros testigos citados por Michel dijeron que al prendérseles fuego, las fibras se quemaban como el papel celofán.
Cerca de las 17:00 horas del 27 de octubre de 1952, el fenómeno volvió a repetirse sobre los cielos de Gaillac. A esa hora, la señora Daures salió a su corral, alertada por el ruidoso alboroto que estaban haciendo sus gallinas. Al levantar la vista al cielo vio lo mismo que habían observado los habitantes de Oloro diez días antes. Inmediatamente, la señora Daures llamó a su hijo y a tres vecinos. Según Michel, otros habitantes de Gaillac también se habían percatado del fenómeno, que fue observado por un total de “cerca de cien testigos conocidos”(23). Las descripciones eran casi idénticas a lo visto en Oloron: un cilindro del que escapaba un penacho de humo, inclinado en 45 grados, viajando lentamente hacia el sudeste en medio de una veintena de “platos” que relucían al Sol y volaban de dos en dos en rápidos movimientos en zigzag. “La única diferencia (con lo visto en Oloron) es que en este caso algunos pares de platos ocasionalmente descendían bastante bajo, a una altura estimada por los testigos en unos 300 o 400 metros. El espectáculo duró cerca de 20 minutos, hasta que el cigarro y sus platos desaparecieron en el horizonte”, precisa Michel. Tras el paso de los objetos, montones de hilos blancos cayeron sobre Gaillac, y ese material exhibió las mismas propiedades que el recogido días antes en Oloron. Finalmente, Michel da cuenta de otros dos casos muy similares, pero en Estados Unidos. El primero ocurrió el 22 de octubre de 1954 en Jerome, Ohio, donde un objeto en forma de cigarro emitió un chorro de “cabellos de ángel” mientras sobrevolaba la zona, y el segundo tuvo lugar el 27 de octubre de 1955 en Whitsett, Carolina del Norte, donde varios testigos observaron grandes cantidades de “cabellos de ángel” cayendo al mismo tiempo que alrededor de diez objetos que parecían “resplandecientes bolas de acero” sobrevolaban el área.
La mujercita de El Salto
Pero no es necesario bucear por la casuística de otros países para encontrar episodios con características similares a las apariciones de Fátima. Existe un caso chileno que, por sus circunstancias y características, tiene un cierto parecido a las manifestaciones de Fátima, guardando las proporciones, claro está. Ocurrió el domingo 9 de noviembre de 1968 en el barrio capitalino de El Salto y sus protagonistas fueron las hermanas Afrodit y Eugenia Lovazzano El-Far, de 12 y 9 años, respectivamente.
Según lo publicado por El Mercurio(24) dos días después del suceso, a las 23:30 horas del domingo en cuestión, cuando se encontraban jugando en la puerta de su casa, las pequeñas vieron de pronto “una gran bola de fuego que venía de los cerros y que llegaba hasta frente a la puerta de su casa”. La primera en percatarse del fenómeno fue Afrodit, quien le avisó a su hermana. “Estaba en la puerta de la casa, con la bicicleta, cuando una luz roja se asomó en el cerro. Era como una estrella incandescente que brillaba con gran intensidad. Era una luz como gelatinosa que de roja se cambió en verde claro. Dentro de la bola había una mujercita que tenía una gran boca, la que movía mucho… No tenía sino esa boca que nos llamaba y unas orejas puntiagudas, como las de los duendes”, relató Afrodit a El Mercurio. Recuérdese que durante la aparición del 13 de septiembre de 1917, la Señora de Cova da Íria también se presentó en un “globo” o “esfera de luz”, que fue vista por varios testigos, y nótese que, al menos durante los primeros encuentros, Francisco sólo veía moverse los labios de la entidad, sin escuchar sus palabras, como parece haber ocurrido también en el caso de El Salto. Posteriormente, Afrodit y Eugenia afirmaron que “la mujercita” se acercó a Afrodit y que cuando la niña quiso huir, fue sujetada “por una especie de fuerza o ventosa” que le levantó la blusa y la sostuvo en el aire. Las niñas agregaron que “la fuerza” las soltó cuando llegaron a la puerta de la cocina, pero Afrodit quedó con dolor de oídos y en su cintura, donde sufrió rasguños, además de una afonía que aún la aquejaba cuando conversó con El Mercurio. El periódico logró determinar que otra niña de 12 años, Mónica Patricia Lagos, también vio la aparición, que describió como “una bola de fuego, como ‘una pompa iluminada’, que se movía para todos lados y (que) después desapareció como si hubiera estallado”.
Hace 90 años, en Fátima ocurrió algo extraordinario, sobrenatural, interpretado en términos religiosos. Los casos OVNI que cito en este artículo son sólo una muestra de miles de eventos similares que han ocurrido en todos los rincones del mundo y en todas las épocas, que comparten muchas de las características de lo sucedido en Cova da Íria, pero que no necesariamente han sido interpretados a través de un prisma religioso. Al mismo tiempo, este artículo es un llamado a investigar este tipo de fenómenos con una mentalidad abierta, sin juicios preconcebidos, para intentar llegar a comprender a la escurridiza inteligencia que parece estar detrás de muchas de estas manifestaciones.
1 Michael Hesemann, The Fatima Secret, Dell Publishing, Nueva York, 2000.
2 Íbid, página 49.
3 Íbid, páginas 55-56.
4 Jacques Vallée, El Colegio Invisible, Editorial Diana, México D.F., primera edición, abril de 1981, página 148.
5 Hesemann, op. cit., páginas 60-61.
6 Íbid, páginas 62-63.
7 Íbid, página 63.
8 Vallée, op. cit., página 148.
9 Hesemann, op. cit., páginas 69-70.
10 Vallée, op. cit., página 147.
11 Íbid, página 148.
12 Hesemann, op. cit., página 76.
13 Íbid, páginas 77-78.
14 Íbid, páginas 93-95.
15 Vallée, op. cit., página 144.
16 Antonio Ribera, Encuentros con Humanoides, Editorial Planeta, Barcelona, 1982, páginas 37-39.
17 Vallée, op. cit., páginas 144-145.
18 Jacques Vallée, Dimensions, Ballantine Books, Nueva York, cuarta edición, julio de 1992, página 178.
19 Hesemann identifica a esos niños como Francisco y Jacinta. Vallée sólo dice que Lúcia se encontraba junto a “dos de sus primos”. En todo caso, la participación de Lúcia es incuestionable.
20 Vallée, op. cit., página 179.
21 Aimé Michel, The Truth about Flying Saucers, Pyramid Books, Nueva York, segunda edición, marzo de 1974.
22 Michel, op. cit., páginas 153-159.
23 Íbid.
24 “Extraña Visión de Dos Niñas Causa Impresión en El Salto”, El Mercurio, martes 12 de noviembre de 1968. Mi más sincero agradecimiento a la señora Liliana Núñez Orellana, una esforzada y honesta investigadora chilena, que gentilmente me facilitó la información de prensa sobre este caso.
El congreso internacional de Enigmas y Misterios del Cosmos es uno de los eventos más esperados de Latinoamérica.
Se inició en Argentina en el año 2017 con el objetivo de ir más allá del clásico evento de ufología y abarcar los grandes enigmas. Por ello el lugar elegido es Capilla del Monte, el pintoresco pueblo de las sierras de Córdoba ubicado al pie del mítico cerro Uritorco.
En su edición inaugural, el congreso contó con dos “padrinos” de lujo, Fabio Zerpa y J.J. Benítez, dos auténticas leyendas de la investigación ovni que expresaron que habían participado de uno de los congresos más importantes de su vida profesional. Un elogio que tomamos con el compromiso de seguir caminando en la senda de la búsqueda y la divulgación. El objetivo es invitar a pensar, no a creer.
En esta tercera edición, orientada a la desclasificación ovni, el reporte de encuentros cercanos y las profecías de Chico Xavier y Benjamín Solari Parravicini que parecen dibujar los tiempos que vienen, contaremos con la participación de renombrados investigadores:
Ricardo González Corpancho. El reconocido testigo de contacto, investigador y escritor peruano, será el presentador de este congreso. Además, compartirá una conferencia con la últimas evidencias ovni y reportes de encuentros cercanos.
Jorge Luis Sucksdorf. Investigador y productor argentino de importantes documentales para History Channel, como Inexplicable Latinoamérica y Alienígenas Ancestrales. Sucksdorf desarrollará un tema inquietante: la posible visita de seres de otros mundos en tiempos remotos.
Gabriela Decall, investigadora argentina, una de las mayores especialistas en las profecías de Benjamín Solari Parravicini. En el congreso mostrará y analizará los inquietantes vaticinios del “Nostradamus de América” sobre el probable futuro de la humanidad.
Geraldo Lemos Neto, empresario brasilero que se transformó en el depositario de las profecías del famoso médium Chico Xavier, de quien fue íntimo amigo. Por primera vez en Argentina, Lemos Neto presentará el mensaje de advertencia de Chico Xavier y también sus propias experiencias sobre los tiempos que vienen.
Paola Leopizzi Harris, periodista y escritora ítalo-norteamericana, ex asistente del astrónomo estadounidense J. Allen Hynek, el “padre de la ufología”. Harris compartirá detalles inéditos de sus 45 años de dilatada investigación en el campo del fenómeno ovni, incluyendo casos de supuestas naves extraterrestres accidentadas antes del famoso incidente Roswell. Será homenajeada en el congreso por su trayectoria y legado.
Proyecciones de entrevistas exclusivas
Además de estas conferencias, se presentará en vídeo dos entrevistas inéditas que realizó Ricardo González Corpancho al periodista y escritor español J.J. Benítez y al astrónomo y ufólogo francés Jacques Vallée.
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Construida en 1946 bajo el período de Joseph Stalin, esta base aérea fue el sitio donde la Unión Soviética testeó misiles y bombarderos durante la Guerra Fría. Pero también hay teorías que hablan de la presencia de ovnis en sus hangares. ¿Qué secretos esconde este lugar? Guillermo Tupper.
El 20 de julio de 1969, Sergei Khrushchev (80) se encontraba en Chernóbil (Ucrania) cuando el Apolo 11 llegó a la luna. En aquella época la localidad no era famosa por su central nuclear, sino por sus bellas playas y bosques. Uno de los amigos de Khrushchev era un oficial de inteligencia que tenía un pequeño telescopio. “Miramos por el telescopio pero no vimos a ningún americano en la luna”, cuenta, entre risas. “(En los días posteriores) el ánimo en el programa espacial soviético era distinto. Por un lado, todos eran ingenieros y podían juzgar que otras personas habían hecho un gran trabajo. Pero, por el otro, estaban enojados, porque se preguntaban: ‘¿por qué ellos y no nosotros?’ Es parte de la naturaleza”.
Como hijo de Nikita Khrushchev —el Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1953 y 1964—, Sergei fue un testigo de primera fuente del auge y posterior caída de la Unión Soviética. Tras radicarse en Estados Unidos en 1991, ha escrito varios libros que testimonian el legado de su padre como “Nikita Khrushchev y la creación de un superpoder” (2000). “Lo amo porque es mi padre y también tengo una opinión muy alta de su rol como líder mundial”, admite. “Si eres el hijo de una personalidad así, tienes la publicidad y hay muchas restricciones. Te dicen ‘no debes hacer esto, no debes hacer esto otro. Recuerda que eres hijo de Khrushchev y debes comportarte de esta manera. De lo contrario, va a afectar su imagen’”.
A diferencia de su padre, Sergei no eligió una carrera política, sino que se dedicó a la ingeniería y posteriormente a la docencia (hasta su retiro, fue profesor de la Universidad Brown, en Estados Unidos). En su juventud, y tras egresar del Power Engineering Institute de Moscú, empezó a trabajar en la oficina de diseño de Vladímir Cheloméi —uno de los principales científicos e ingenieros de cohetes de la era soviética— como ingeniero en el departamento de sistemas de guía. En los años 50 y 60 participó en el programa soviético espacial y de misiles, lo que incluyó trabajos en la fabricación de misiles crucero para submarinos, vehículos lunares y el cohete “Protón”, un potente lanzador que, desde 1965, ha sido empleado para situar en órbita a distintos tipos de satélites.
Dada su experiencia, Khrushchev conoció de cerca Kapustin Yar, la base aérea rusa ubicada a unos 100 kilómetros de la antigua Stalingrado —actual Volgogrado— y que fue construida en el período de Joseph Stalin para desarrollar los primeros misiles balísticos, bombarderos de largo alcance y pruebas nucleares. A pesar de que este cosmódromo sigue activo, sus actividades siempre han estado rodeadas de misterio. “(En Kapustin Yar) empezamos a desarrollar los misiles de crucero”, afirma Khrushchev. “¿Por qué es un lugar secreto? Porque todos los lugares de estas características tienen esa categoría. En Estados Unidos tenían distintas locaciones secretas donde testeaban misiles y en la URSS era lo mismo. ¿Cómo podían ser abiertos si cada departamento de inteligencia trataba de hacer lo más difícil posible la recolección de información por parte del adversario?”.
El secretismo en torno a Kapustin Yar ha sido el caldo de cultivo para ufólogos y fanáticos de las conspiraciones, quienes teorizan acerca de la presencia de ovnis en el subterráneo de la base. Según cuenta el mito, el primero de ellos habría sido derribado en 1948, un año después del famoso caso Roswell, tras una batalla aérea con un caza soviético. Si bien la historia no tiene ningún asidero, los supuestos avistamientos de naves alienígenas durante la carrera espacial han inspirado incontables libros y programas e ciencia ficción. Una de las fuentes recurrentes es la cosmonauta rusa Marina Popovich, quien asegura haber visto objetos desconocidos en sus expediciones y hasta escribió un libro sobre el tema (“Glasnost Ovni” del 2003).
“Hubo muchos casos de encuentros aéreos con ovnis en el cielo sobre Kapustin Yar”, señala Mikhail Gershtein, ex presidente de la Comisión OVNI de la Sociedad Geográfica Rusa. “Uno de estos casos fue incluido en el llamado ‘Expediente azul’, el dossier ovni de la KGB que fue revelado en 1991, justo después del colapso de la Unión Soviética. En la noche del 28-29 de julio de 1989, objetos desconocidos con forma de disco fueron reportados por personal de la armada soviética en un depósito de armas y otra base militar del distrito. Tenían entre 2 y 5 metros de diámetro, con una media esfera en la parte superior, que se iluminaba brillantemente. El comando llamó a un avión caza, pero este era incapaz de verlo en detalle, porque el ovni no permitió que la aeronave se acercara a él”.
Las tensiones de la Guerra Fría
En los albores de la Guerra Fría, la Unión Soviética se enfrentó a una disyuntiva nada sencilla. Por un lado, necesitaban invertir en armamento para contener una posible agresión de los Estados Unidos. Por el otro, no podían igualar la inversión de los norteamericanos porque su economía era tres veces más pequeña. “Mi padre dijo que teníamos que encontrar puntos críticos que nos dieran la posibilidad de contrarrestarlos y, al mismo tiempo, sacar adelante nuestras prioridades como la agricultura e invertir en los programas de vivienda”, relata Sergei Khrushchev. “Después de una conversación con un experto, él (Nikita Khrushchev) llegó a la conclusión de que, si teníamos misiles intercontinentales que pudiesen atacar su territorio, ellos nunca nos atacarían y nosotros no tendríamos que invertir en una fuerza aérea o una marina de guerra”.
Sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética se apoderaron la avanzada tecnología de cohetes diseñada por los nazis. Cada uno se lanzó en una carrera para entender cómo funcionaba esta tecnología y cómo, a partir de ella, podían manufacturar y desplegar sus propios cohetes. Mientras los norteamericanos y británicos hicieron sus pruebas en localidades como White Sands Missile Range —una enorme instalación militar ubicada al sur de Nuevo México—, sus rivales hicieron lo propio en Kapustin Yar, una base construida en 1946 en el extremo norte de la región de Astracán.
“Decidieron construir (la base) ahí porque era un área muy poco poblada”, señala Khrushchev. “En un comienzo, exploraron algunos lugares de Ucrania, incluso en Crimea, pero luego se dieron cuenta de que tendrían que relocalizar muchos pueblos. En cambio, aquí tenías desierto, tenías los aviones y no había nadie”.
En ambos países, el punto de partida para desarrollar la tecnología de misiles fue el V-2, el primer misil balístico guiado de largo alcance fabricado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Tras el final del conflicto, varios ingenieros alemanes fueron reclutados por las dos potencias de la Guerra Fría. “Los estadounidenses llevaron a su país más científicos e ingenieros, incluyendo a Wernher von Braun, y también tenían doscientos o trescientos misiles totalmente ensamblados que empezaron a testear”, relata Khrushchev. “La Unión Soviética no era tan así, solo tenía un grupo de ingenieros de segunda y tercera categoría que podían ayudar y apenas una parte de esos misiles se podían ensamblar. La fuerza líder en el desarrollo de misiles en Estados Unidos eran diseñadores alemanes. En la URSS, el guía era Serguéi Koroliov, que empezó a trabajar en la tecnología de misiles justo antes de la Segunda Guerra Mundial”.
Los misiles de crucero
Conocido mundialmente por diseñar el misil R-7 —el mismo que lanzó al Sputnik 1, el primer satélite artificial ruso— Koroliov fue una figura clave en el programa espacial y de misiles soviético. Sin embargo, él competía con otros diseñadores que diferían en sus métodos y tipos de propulsores. Uno de ellos era Mikhail Yangel: mientras Koroliov usaba el oxígeno y queroseno, Yangel optó por el ácido nítrico para fabricar misiles como el SS-4 y el R-14, el que fue estacionado en Cuba durante la “Crisis de los misiles”. Otro miembro ilustre del club era el ya mencionado Cheloméi, quien diseñó misiles de crucero y, posteriormente, misiles balísticos como el UR-100.
En medio de las crecientes tensiones de la guerra, los misiles de crucero con cabezas nucleares fueron vistos por los rusos como el arma de cabecera para atacar a los grupos de batalla de los portaaviones estadounidenses. “Fue una decisión revolucionaria y, en esa época, los rusos estaban 15 años adelantados a Estados Unidos”, postula Khrushchev. “Ellos solo alcanzaron el mismo nivel de tecnología en los años 70, con el Tomahawk. Pero esto fue en los años 50”.
Con varios científicos compitiendo el uno con el otro, Kapustin Yar se convirtió en un escenario recurrente para el lanzamiento de cohetes de prueba. Esta localidad no tardó en llamar la atención de la inteligencia estadounidense y británica. “Ellos (los estadounidenses) enviaban aviones de reconocimiento —como el U2— para intentar descifrar qué estaban haciendo”, señala Tim Brown, miembro senior de GlobalSecurity.org, un sitio especializado en la interpretación de imágenes áreas y satélites. “También usaban satélites de reconocimiento como el KH-4 Corona para monitorear lo que estaba pasando”.
Al comienzo, Khrushchev reconoce que no había una confianza real entre su padre y John Kennedy. Esta solo mejoró después de la Crisis de los Misiles en Cuba y la firma del Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas Nucleares. En agosto de 1963, durante una cita con el embajador soviético, el presidente estadounidense sugirió la idea de unir fuerzas para hacer una expedición conjunta a la luna entre ambos países. “Mi padre respondió que sí. Ambos empezaron a pensar en esta idea pero, en octubre de ese año, Kennedy fue asesinado”, relata Khrushchev. “Los dos defendían los intereses de sus pueblos, pero sabían que debían trabajar juntos y prevenir la guerra. Creo que, si Kennedy no hubiese muerto y Khrushchev no hubiese sido removido del poder en 1963, hubiesen contribuido a poner fin a la Guerra Fría no en los años 80, sino que en los 60”.
El Roswell ruso
La leyenda dice así: el 19 de junio de 1948 —menos de un año después del incidente de Roswell— un piloto que sobrevolaba la base de Kapustin Yar avistó un objeto plateado desconocido con forma de cigarro. Tras recibir órdenes de la torre de control, el piloto disparó un misil que logró derribar a la nave. “Los equipos de recuperación soviéticos rápidamente recogieron los restos y los llevaron a la instalación subterránea en Kapustin Yar, que fue nombrada irónicamente Zhitkur, al igual que la antigua ciudad ubicada no muy lejos de la base”, asegura el ufólogo Philip Mantle, co-autor del libro “El incidente Roswell de Rusia”.
No sería todo: en los años siguientes, Kapustin Yar habría recibido a más platillos voladores caídos o capturados a lo largo del territorio ruso. Según cuentan algunos adictos de las conspiraciones, estos hangares albergan, al menos, cinco naves no identificadas que han sido examinadas por importantes científicos. Otros teorizan que la investigación de esta tecnología alienígena habría ayudado a los soviéticos a sacar ventaja en los primeros años de la carrera espacial.
“Esa historia es casi una falsedad pura”, dice el ufólogo ruso Mikhail Gershtein. “Los rumores acerca de un centro de investigación OVNI en Kapustin Yar fueron difundidos por algunos de los llamados ‘clarividentes’ de Crimea. Pero hay un pequeño grano de verdad: en los años 80, se estableció en Kapustin Yar un proyecto de baja prioridad para el monitoreo de ovnis llamado ‘Circle’ (en español, ‘Círculo’). Fue cerrado antes del colapso de la Unión Soviética con resultados poco convincentes”.
La teoría sobre la presencia de naves alienígenas también es desmentida de plano por Khrushchev. “Los ovnis forman parte de todo este misterio y mitología. Hubo muchos rumores en la época de la Unión Soviética, pero nunca hubo evidencia de la presencia de ellos en cielos rusos”, señala. “Por supuesto que la inteligencia soviética y la Fuerza Aérea tomaron nota acerca del tema y tenían su propio departamento donde trataban de rastrear objetos voladores. Pero no encontraron nada, excepto globos y aviones espías estadounidenses”.
Par comenzar con esta historia mejor disfrutarla desde el principio con el despegue del Transbordador Atlantisen la misión STS-115 desde la plataforma de lanzamiento 39B del Centro Espacial Kennedy.
Luego de la misión y al regresar a la Astronauta Stefany Shyn-Piper sufre un desmayo, hay miles de teorías que dicen que fue debido a avistamientos extraterrestres pero solo parecen teorías. Investigando un poco más al respecto parece que los desmayos suceden porque es común en los astronautas que regresan a la tierra adaptarse nuevamente a la gravedad terrestre. Ademas verán en el video que parece que la nave es acompañada de OVNIS. Los argumentos de los teóricos de la conspiración, se apoyan en la visualización y registro en vídeo de varios objetos vistos desde el Shuttle en la misión STS-115. En concreto fue un objeto tras la separación del tanque exterior de combustible, y tres pequeños objetos brillantes tras abrir el compartimento de carga. A los técnicos de la NASA le preocupan mucho estos objetos que viajan cerca del Shuttle, pero no porque puedan ser hombrecillos verdes con buenas o malas intenciones, sino porque puede tratarse de paneles de cerámica de la parte inferior de la nave, que podría comprometer la reentrada segura en la atmósfera terrestre. En este caso y según la NASA, se trataba de unos plásticos que se instalan en la compuerta a la que se fija el tanque exterior, y los tres objetos pequeños eran elementos que frecuentemente son dejados por descuido en la bodega de carga y que salen al espacio cuando esta se abre.
1977 fue un año interesante en lo que respecta a estrenos en los cines estadounidenses. Grandes directores presentaron con dispar suerte sus películas (Woody Allen con su ganadora del Oscar Annie Hall, Martin Scorsese con su fallida New York, New York), el agente James Bond volvío con una nueva aventura en “La Espía que me Amó” y se terminó el año bailando música disco de la mano de “Fiebre de Sábado por la Noche”. El cine de fantasía y ciencia ficción también tuvo lo suyo con “Duna” de David Lynch y con el comienzo de una saga con un suceso que no tiene igual, “La Guerra de las Galaxias: episodio IV” de George Lucas. Pero el 15 de noviembre tuvo su premiere la nueva película del director Steven Spielberg, “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo” que fue un éxito de taquilla, ya que con un presupuesto de 20 millones de dólares recaudó más de 128 millones.
Spielberg nació en Cincinnati, Ohio, EE.UU. el 18 de diciembre de 1946. Vivir su adolescencia en una época donde había cierta fiebre platillista lo llevó a escribir y dirigir su primera película, “Firelight” (que resultará como fuente de inspiración para realizar Encuentros..). Con 17 años estrena la película en el Little Teathre de Phoenix y la ven 500 personas. A pesar de haber sido un cultor de la imagen benévola de los extraterrestres, su opera prima presenta alienígenas, los altarianos, que realizan secuestros de humanos para llevarlos a su planeta y que formen parte de un zoológico humano.
Con “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo” Spielberg alega en favor de una imagen pacifista de los extraterrestres cuestión que dará origen, años después, a la magnífica “E.T.”. Y, al mismo tiempo, nos muestra al ufólogo francés Claude Lacombe (que es interpretado por el director y actor francés Francois Truffaut) dirigiendo la investigación Ovni para el Gobierno Estadounidense. Este personaje estuvo inspirado en el ufólogo francés Jacques Vallée que siendo astrónomo y doctor en ciencias de la computación es uno de los personajes más importantes de la ufología mundial. En uno de sus libros: Forbidden Science. Journals: volume two 1970-1979 (Ciencia Prohibida. Diarios: volumen dos 1970-1979) Vallée cuenta que Spielberg no podía encontrar la forma en que los extraterrestres le transmitirían a los humanos el lugar del encuentro. Ante esto le sugirió que sea a través de la transmisión de una serie de números que fueran las coordenadas del lugar donde aterrizaría la nave y que el descubrimiento lo realizara algún colaborador con un globo terrestre. En la película vemos que es el intérprete de Lacombe, que es geógrafo, quién encuentra la respuesta.
¿Pero porqué el título de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo? La respuesta la encontraremos en el libro publicado en 1972 “The Ufo Experience” (La Experiencia Ovni) de Joseph Allen Hynek. Hynek es considerado por muchos como el padre de la ufología. Astrónomo de profesión, colaboró con la Fuerza Aérea de Estados Unidos en la investigación del Tema Ovni, el estudio del tema lo hizo dejar de lado su escepticismo y convertirse en un creyente. En su libro Hynek hace una clasificación del tipo de avistamiento ovni. Del primer tipo: luces o discos que no interectúan ni con el testigo ni con el entorno. Del segundo tipo: quedan pruebas en formas de huellas, quemaduras, etc. Del tercer tipo: es cuando se hacen visibles los tripulantes. Como podemos ver la película nos lleva en un recorrido por toda la denominada Clasificación Hynek.
Hynek, además de asesorar a Steven Spielberg en el desarrollo del film, tiene una pequeña participación de 8 segundos donde se abre paso por entre los asistentes que presencian el encuentro final con los alienígenas.
En el año 2005 la revista Año Cero publicó un reportaje que le realizara el investigador argentino Alex Chionetti a Steven Spielberg, el cual decía: “Ya no estoy tan seguro de la presencia de vida extraterrestre entre nosotros como veinte años atrás. En los 70 yo estaba absolutamente convencido de que estabamos siendo visitados. Pero no me han convencido mucho las evidencias que se han aportado desde entonces. A diferencia de los años 60 y 70, ahora poseemos millones de videocámaras y, no obstante, no hemos conseguido mejores evidencias. Las imágenes de los ovnis de hace 30 años no han cambiado y siguen siendo objetos que no requieren necesariamente una tecnología extraterrestre. En Encuentros Cercanos del Tercer Tipo había diversos tipos de no identificados, muchos imaginados por mí, pero otros basados en hechos reales. Sin embargo, en todo el material de estos años no he llegado a ver un caso que se acercara a alguna de mis interpretaciones del fenómeno”.
Con motivo de cumplirse 40 años desde el estreno en cines, Steven Spielberg y Sony Entertaiment/Columbia Pictures han decidido relanzar la película en cines, en una copia remasterizada digitalmente en una impresionante definición 4K. Para tal evento han designado a Alex Chionetti para que modere la página oficial del nuevo lanzamiento del film. El mismo tendrá su reestreno el 1º de septiembre y se exhibirá durante una semana en los cines estadounidenses, un clásico para verlo una y otra vez.
Estuvimos presentes en la presentación del nuevo libro del ícono de la investigación Ovni en Argentina, Fabio Zerpa. La convocatoria se llevó acabo en una importante librería céntrica de la ciudad de Buenos Aires que colmó su capacidad con las personas que acudieron a la cita. “Señales en el Cielo” es, como lo denomina su autor, su hijo de papel y tinta número 25. El libro sorprende por su exquisito y asombroso arte de tapa, de su contratapa extraemos su interesante presentación:
17 de noviembre de 1959. Fabio Zerpa, un joven actor que ocupaba un sitio incipiente pero importante en el teatro y la televisión, estaba grabando escenas en una base aérea. Durante el descanso, el piloto que hacía de su doble de riesgo lo invitó a dar un paseo en un avión militar. Ascendieron a ochocientos metros de altura. Volaban señalándose curiosidades del paisaje, bromeando, cuando de pronto el piloto se puso serio y le indicó a Fabio que mirara a su izquierda y detrás. “Yo giré la cabeza para ver más allá de la cola del avión y ví algo así como un bolígrafo metálico plateado de unos ciento cincuenta metros de largo volando, siguiendonos -recuerda Zerpa-. Increíblemente, se detuvo un instante frente a la cabina de nuestro avión. Y, en seguida, realizó un movimiento de sesenta grados y se perdió en el cielo a gran velocidad, hacia el norte. Todo en silencio. Estaba muy impresionado. Busqué en ese cielo clarísimo una nueva señal, pero nada. Así como había aparecido, había dejado su ausencia, tan enorme como mi asombro.”
La visión de ese objeto marcaría su destino para siempre. Como al mejor de los artistas o de los sabios, a Fabio Zerpa lo fascinó un misterio y le dedicó su vida. Durante sesenta años investigó, se entrevistó con personas de todo el mundo, y fue detrás de las pistas y datos que documentó con fervor y precisión.
Este libro es una historia de vida, la de un hombre que convirtió sus días en una película de ciencia ficción; pero también la búsqueda incansable y monumental de respondernos: “¿Qué hay más allá?”.
La historia de la humanidad hace referencia en infinidad de ocasiones a hechos, avistamientos y rarezas que pueden dar la pauta de que siempre hemos sido visitados por seres de otros planetas, dimensiones, viajeros del tiempo, como más les guste pensar.
Desde el antiguo Egipto nos llega una inscripción relatando como un faraón fue acosado por dos círculos de fuego, en un cielo nocturno, mientras comandaba su ejército. La Biblia nos trae el libro de Ezequiel que nos decía: “…los cielos se abrieron, y ví visiones de Dios…en el centro del fuego una cosa que parecía como el fulgor del electro…” Divisó seres vivientes que los vió semejantes a “…carbones de fuego encendido..” Sobre la cabeza de esos seres: “vi la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre esta especie de trono había uno que parecía un hombre sentado sobre él...” “Esta visión era como la imagen de la gloria de Yavé y cuando yo la vi, caí sobre mi rostro y oí voz de uno que hablaba“. ¿Pudo Ezequiel haber entrado en contacto con una nave y con su piloto a quién confundió con Yavé? En los cielos antiguos las civilizaciones daban distintos nombres a las extrañas cosas que zurcaban el cielo, los asirios pensaban que eran toros voladores, los árabes caballos voladores, los romanos escudos y lanzas voladores. El emperador Constantino vió una cruz en el cielo antes de una batalla, esto lo convenció de convertirse al cristianismo y así cambiar considerablemente la historia. De igual manera los chinos creían ver dragones luminosos, carros aéreos de dos o tres pisos eran vistos por los hindúes, en Norteamerica los indios veían canoas, y en el resto del planeta se reportaba la visión de demonios, dioses o monstruos lumínicos. Tampoco podemos olvidarnos la cantidad de avistamientos durante las dos guerras mundiales donde siempre se confundían con algún arma secreta del enemigo, siendos los más recordados los llamados Foo Fighters de la segunda guerra.
Pero, a pesar de la infinidad de antecedentes históricos, la ufología como tal comenzó en 1947, año en el que se produjeron gran cantidad de avistamientos. Y uno en particular fue la piedra fundamental, el protagonizado por Kenneth Arnold. Arnold era un próspero hombre de negocios de la ciudad de Bloise (Idaho), muy respetado y con fama de honesto y serio en toda la región. Experimentado piloto y miembro fundador de la Asociación de Pilotos de Búsqueda y Rescate de Idaho, el 24 de junio de 1947 se hallaba abocado a la localización de un avión de transporte C-46 del cuerpo de Infantería de Marina que se había estrellado un mes y medio antes con el saldo de 32 marinos perecidos en el accidente. Así lo contaba Arnold: “Volaba en un día hermoso y no había una sola nube en el cielo. Me aproximé al Monte Rainer volando a una altura de 11.000 pies (3.500 metros) y al efectuar un giro de 180º un tremendo destello apareció en el cielo. Iluminó toda la avioneta, inclusive la cabina. Aquel brillante destello provenía de un grupo de objetos que estaban a lo lejos, hacia el norte del Monte Rainer. Aquellos objetos eran de un tamaño considerable, conté hasta nueve. Los aparatos se balanceaban, parecían volar tan fácilmente de lado como en posición plana… Calculé que su diámetro era de unos 30 metros y me sorprendió mucho que no tuviesen cola. Cuando despedían aquel destello parecían ser completamente redondos y de plano o de lado se veían muy delgados… Y por entonces ya estaba seguro de que aquella extraña formación de aparatos volaba a más de mil millas por hora (más de 1.600 km. por hora)”.
Concluido el vuelo Arnold dio notificación del hecho a las autoridades, y al día siguiente la prensa mundial se encargó de difundir la noticia con lujo de detalles. De la noche a la mañana Arnold era casi una celebridad y daba constantes entrevistas. Y fue precisamente de uno de estos reportajes de donde surgió el término “plato o platillo volador” tan difundido en el mundo. El periodista Bill Bequette, de la United Press fue el encargado de difundirlo en los medio de Estados Unidos ante la siguiente respuesta de Arnold a una de sus preguntas: “Volaban de una manera caprichosa, como cuando usted lanza un platillo sobre el agua, que va rebotando sobre ella”. A pesar del término platillo vale aclarar que Arnold siempre dijo que los aparatos que vió ese día tenían forma de bumerang.
Pero a pesar de ser este el origen del término “platillo” a nivel mundial, no fue la primera vez que se utilizó. El 24 de enero de 1878 en Texas un campesino declaraba al periódico Denison Daily News sobre la evolución de un objeto sobre el cielo de sus campos y al cual podía describirlo diciendo que era algo comparable a un gran platillo que flotase en el aire. La noticia solo ocupo un pequeño espacio en el diario local y quedo en el olvido.
Pero el avistaje de Arnold no fue el único ocurrido durante el mes de junio. El 21 de junio de 1947, los habitantes de Spokane, Washington, reportaron haber visto 8 objetos con forma de disco, del tamaño de una casa, volando a unos 900 km/h. Lo extraño es que repentinamente estos objetos se detuvieron y descendieron lentamente, aterrizando sobre la orilla de un río ante la presencia de 10 personas. El 23 de Junio, en Cedar Rapids, Iowa, un ingeniero ferroviario vio 10 objetos voladores movedizos y brillantes con forma de disco. El mismo día, el piloto Richard Rankin vio una formación de 10 objetos, en Bakersfield, California. Los objetos volaban hacia el norte y también tenían forma de disco.
Pero tal vez el caso más impresionante fue el que ocurrió en las aguas de la isla de Maury, en Tacoma, estado de Washington. El 21 de junio de 1947 el guarda costero Harold Dahl patrullaba la zona en su lancha acompañado de dos marineros, su hijo y un perro. Durante la travesía Harold levanta la vista y observa seis enormes objetos con forma de rosquilla. Uno de los aparatos ocupaba la posición central, rodeado por los otros cinco, dando la impresión de estar en problemas. Los objetos descendían y el del centro daba la impresión de no poder mantenerse en el aire, llegando todos a estar a 60 metros del agua. Dahl comprobó que eran de gran tamaño, unos 30 metros por lo menos. Uno de los cinco objetos que rodeaban al del centro se aproxima a éste, llegando a tocarlo. En ese instante se oyó un estampido y del centro de la nave en dificultades brotó una sustancia semejante a miles de periódicos que cayesen sobre la playa y la embarcación. Lo que parecían periódicos resultaron ser un metal blanco ligerísimo, pero con él se produjo una lluvia de fragmentos pétreos que Dahl describió como rocas volcánicas. Causaron daños en partes de la lancha, uno de ellos mató al perro e hirió gravemente en el brazo al niño. De repente la lluvia cesó y los asustados testigos vieron como los objetos adoptaron la forma original, rodeando a uno central, se elevaron en el cielo y desaparecieron sobre el mar. Dahl reportó a sus superiores lo acontecido y se lo tomó por visionario, pero en su poder tenía partes del metal y rocas caídos, además de fotografía tomadas con la cámara de la lancha.
Enterado del suceso, y a posterior de su propia experiencia, Kenneth Arnold se trasladó a Maury para entrevistarse con Dahl y estudiar el caso personalmente. Pero al mismo tiempo arribaron el teniente Brown y el capitán Davidson, de la Información Militar. Tras entrevistarse con Dahl y con Arnold requisaron los fragmentos de metal y rocas, al igual que las fotografías y negativos. Partieron raudamente en un bombardero B-25 con destino a Washington pero su viaje durarían tan solo 20 minutos, ya que tras el incendio de su motor izquierdo el avión se estrelló y ambos murieron. Por supuesto entre los restos del avión no se encontraron los elementos de prueba de este excepcional caso. Muy poco tiempo después Dahl pareció haber sido “silenciado” ya que desapareció de Tacoma y nunca más se supo de él. Más recientemente los hijos de Dahl han afirmado que el suceso jamás ocurrió pero no han logrado convencer a la comunidad ufológica.
Desde Horionis queremos saludar a todos los ufólogos que hipotecan su vida en busca de la verdad de esta apasionante realidad que, solo por ahora, se nos es esquiva.
Si existiera un grupo de personas que podrías pensar que tienen una muy buena idea de la existencia, o no, de seres extraterrestres, serían los astronautas. Probablemente podrías pensar que la mayoría de ellos cree en extraterrestres y probablemente tendrías razón, aún cuando no lo admitan en público. La lista de los creyentes que salieron del closet de la NASA acaba de sumar uno más después que el ex-astronauta Leroy Chiao habló esta semana frente a estudiantes de la Universidad de Wollongong en New South Wales, Australia, y tenía para decir esto:
Pienso que hay todo tipo de vida allá afuera, incluída vida inteligente, pero la razón por la cual no nos hemos encontrado es debido las vastas distancias.
El Dr. Chiao tiene un doctorado en ingeniería química y se convirtió en astronauta en Julio de 1991. Pasó un total de 230 días en el espacio en cuatro misiones distintas, incluída la última en 2004/5 como comandante de la Expedición 10 en la Estación Espacial Internacional. Mientras cree que hay vida en otros planetas además de la Tierra, mostró que tenía puesto el corazón en esta misión convirtiéndose en la primera persona que vota en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos estando en el espacio. ¿A qué partido piensan que pertenece un astronauta que cree en extraterrestres?
No creo que alguien pueda volar al espacio sin alguna clase de introspección fundamental sobre lo que es la vida. Yo quedé sorprendido cuanto más hermoso es el espacio de lo que las fotos muestran. Se ve muy tranquilo y agradable, y sé que abajo hay guerra, hambruna y conflicto. Esa dicotomía es muy dificil de reconciliar. Te hace detenerte y pensar, y me dió la perspectiva de cuan importante es la vida.
Ese comentario no fue de mucha ayuda. Pero este otro es un poco más revelador:
Creo que en algún momento, la vida en la Tierra llegará a su fin, ya sea por causas naturales, o por nuestros propios actos.
Aquellos que siguen a la ovnilogía saben que el ex-astronauta Edgar Mitchell, la sexta persona en caminar la luna, creía no solamente en Ovnis y extraterrestres sino también en el encubrimiento gubernamental respecto de ellos. Gordon Cooper, astronauta de las misiones Mercury, afirmó haber visto Ovnis sobre Alemania en 1951 y platillos voladores en una base aérea secreta. Deke Slayton, astronauta y director de operaciones de tripulación de vuelo, dijo que también vió un “platillo” en 1951. Alan Bean, otro de los 12 que caminaron la luna, cree que los extraterrestres existen pero todavía no hemos sido contactados debido a las grandes distancias requeridas para el viaje.
¿Con todos estos creyentes de alto nivel en la vida alienígena en alguna parte del universo, dentro del campo de la astronáutica, puede tener este exclusivo grupo algún no creyente? Chris Hadfield, el primer canadiense en caminar por el espacio y comandante de la ISS al igual que Chiao, contestó esa pregunta en una entrevista:
No conozco ningún astronauta que piense que estamos solos en el universo
Bueno, eso resuelve la cuestión. Ahora. ¿A quién creen que votó el Dr. Chiao en las elecciones presidenciales de 2004?