El Ministerio de Defensa acaba de publicar de forma digitalizada 80 informes desclasificados con 1.900 páginas de ‘Expedientes ovni’ en toda España, que incluyen cuatro avistamientos que tuvieron lugar en Galicia entre los años 1966 y 1993.
En estos documentos, recogidos por Europa Press, de “avistamientos de fenómenos extraños”, también conocidos como ‘Expedientes ovni’ según explica Defensa, se incluyen un informe datado en Ferrol en 1966, otro entre Becerreá y Lugo en 1969, así como otros dos en Noia en los años 1989 y 1993.
En 1991 se inició un proceso de desclasificación de estos ‘Expedientes ovni’ por parte del Ministerio de Defensa, que ha durado varios años. Hasta la fecha su consulta tan solo podía hacerse físicamente en la sede del Ejército del Aire, pero ahora por primera vez se abre su consulta de forma pública a través de Internet. En ellos, se respeta la identidad de los denunciantes de cada caso.
Cada expediente consta de varias páginas donde figuran diversas consideraciones como el lugar del avistamiento, la fecha, el resumen de los hechos, conclusiones y la propuesta de clasificación o desclasificación del expediente, así como entrevistas con testigos y documentos gráficos en el caso de existir.
Según indica el Ministerio de Defensa, estos 80 expedientes abarcan fenómenos ocurridos a lo largo de todo el espacio aéreo español desde el primero observado en 1962 en San Javier (Murcia) hasta el último fechado en 1995 en Morón (Sevilla). “Algunos son avistamientos en un solo lugar, mientras que otros abarcan varios puntos de la geografía española, dado que son vistos desde un avión o coinciden en la fecha y descripción en distintas ubicaciones”, detalla este departamento.
El caso de Ferrol
Así, el primer caso del que se tiene constancia en territorio gallego, consultado por Europa Press, ocurrió en Ferrol el 2 de abril de 1966, cuando a las 23,30 horas en la estación de radio de A Carreira un cabo que se encontraba de guardia, un celador y dos marineros “observan en el cielo un objeto voluminoso de luz opaca que varía de forma cada cinco minutos aproximadamente”.
En base a los datos del expediente realizado por el capitán de corbeta y jefe de la estación radiotelegráfica, los testigos aseguran que “el objeto se encontraba a la izquierda de Monte Campelo”. El cabo realizó una fotografía que se adjunta en el informe.
Además, se incluye un croquis realizado por el propio observador con las distintas fases de un objeto que se mantuvo durante unos 45 minutos en el cielo, del que describe su forma, color azulado, que estuvo a una altura de unos “200 metros” sobre el suelo.
También se recoge el testimonio de un marinero que desde Xubia, Narón (A Coruña), observó el mismo objeto situado sobre la estación de radio. En su caso sobre las 23,00 horas del mismo día.
La Sección de Inteligencia del Estado Mayor decidió en los años noventa que este expediente ovni dejase de ser “materia clasificada”, mientras apuntaba que “no consta investigación posterior” y “la carencia de los datos más elementales impide aventurar cualquier tipo de hipótesis sobre su posible explicación”.
Objeto con forma de obús
El segundo de los avistamientos en Galicia que figura entre los documentos publicados por el Ministerio de Defensa es el de un fenómeno extraño que fue visto entre Becerreá y Lugo, “en el kilómetro 476 de la carretera Madrid-Ferrol”, por un conductor a las 20,00 horas del 2 de abril de 1969.
El hombre que realizó el avistamiento envió una carta ese mismo mes a Madrid al coronel del Ejército del Aire en la que aseguraba haber observado un objeto “redondo, de un diámetro más o menos de dos metros con una punta terminada en forma de obús y la otra plana”, que “estaba en su totalidad iluminado por una luz fantástica, parecía que su exterior era de trocitos, como si fuera gresite en múltiples colores”.
El objeto estaba inmóvil y a una altura muy próxima al suelo, sin embargo, en el relato del expediente desclasificado por el Ejército del Aire figura que “el testigo avanzó un trecho con su automóvil buscando un lugar apropiado para detenerse y, cuando lo hizo y descendió, ya no pudo localizar el objeto”.
Mientras en el caso de Ferrol Defensa no aporta posibles explicaciones, en lo ocurrido en Lugo propone, “con las lógicas reservas”, la posibilidad de “una ilusión óptica originada por el reflejo del sol en una roca granítica”, debido a que la zona “es rica en peñas” de este tipo, “con fuerte componente de mica y muy erosionados, lo que les proporciona contornos redondeados de múltiples formas”.
Con todo, el dosier no incluye investigación posterior y “no puede descartarse la posibilidad de que las apreciaciones del testigo hayan sido objetivas y exactas”.
En Noia se producen las dos últimas observaciones de elementos extraños en Galicia, en 1989 y 1993, en base a la documentación de Defensa ahora publicada de forma digitalizada por la Biblioteca Central del Ejército del Aire.
Un brigada del Escuadrón de Vigilancia Aérea del Ejército situado en Noia (EVA-10) -en el monte Iroite, en la Serra do Barbanza- dio aviso a las 18,48 horas del 5 de diciembre de 1989 de un objeto volador no identificado en la zona.
Tras ello, se estableció contacto telefónico con el controlador del servicio aéreo de la torre de Santiago de Compostela, quien sobre las 19,00 horas detecta “un blitz (eco)” en la pantalla a una altura de 57.000 pies, que “fue constantemente medido apreciándose variaciones de altura”.
A las 20,00 horas al servicio de la torre de Santiago “se le dispararon las alarmas radio”, con “interferencias” hasta que a las 21,02 finaliza el seguimiento del objeto.
Cambio de luces
El objeto fue descrito como de “forma lenticular”, que “navega a poca velocidad y tiene gran aparatosidad de luces con tonos brillantes y cambios de luces”. No se pudo tener confirmación visual del objeto a través de aeronaves civiles.
El último de los dosieres relativos a Galicia, de un caso en Noia el 23 de noviembre de 1993 (08,15 horas), tiene la particularidad de contar con 125 páginas, lo que contrasta con el tamaño del resto de los informes que rondan solo la media docena de folios, ya que en este caso se adjunta un abundante cuestionario sobre la situación y lo observado por los testigos.
Aquí, el jefe del Escuadrón de Vigilancia Aérea de Noia ofrece datos del avistamiento de “una traza visual formada por un núcleo de color verde y una estela de ignición de color blanco amarillento” visible en la zona por él mismo y otros cuatro testigos durante “tres-cuatro segundos de duración y que seguía una trayectoria rectilínea” a “velocidad vertiginosa” en dirección al Atlántico.
Tras tomarse declaración a los cinco testigos y estudiados los aspectos del caso, la Sección de Inteligencia del Estado Mayor concluye que “pudiera tratarse de un meteorito”, si bien sostiene que se trata de un “suceso inexplicable”.